La madurez del triunfador deberá sustentase en el principio aristotélico de que la democracia impone el derecho de todos a participar por igual, y no obligatoriamente por algún candidato en particular.
Martes 8 de junio de 2021.
Que difícil es superar los hechos en los que se desarrolló un proceso electoral propio de nuestra vida democrática. Lo decimos y lo repetimos tantas veces que se nos olvida que los derechos de los demás deben ser respetados aun cuando en la contienda hayan estado en bandos diferentes.
La primera forma de democracia según Aristóteles, parte de un principio igualitario en la que la toma de decisiones respondía a la voluntad colectiva. Para Montesquieu, era la virtud de la voluntad popular sustentada en las mayorías.
El proceso electoral que todavía está en curso, no se declara legalmente al ganador, en tanto no transcurra el plazo para concluir con el recuento de los votos y resolver, en definitiva. Difícilmente alguno de los participantes en el proceso electoral, por el resultado de los ganadores pudiera judicializarse.
El tema obedece, porque dentro del proceso electoral participaron miembros de organizaciones sindicales de diversos municipios de la entidad apoyando a candidatos diferentes al del partido político o alianza de partidos que obtuvo el triunfo.
La madurez del triunfador deberá sustentase en el principio aristotélico de que la democracia impone el derecho de todos a participar por igual, y no obligatoriamente por algún candidato en particular.
Apéguense candidatos triunfadores en la elección, a otro principio fundamental de la democracia, el que sustentó en su momento Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu, de que la democracia es una virtud. Virtud porque la voluntad popular, una vez expuesta, exige respeto a las minorías por las mayorías triunfantes.
La incertidumbre priva en las dirigencias sindicales que participaron y perdieron con su candidato, ¿habrá respeto por los triunfadores? Los adversarios políticos admitieron su derrota y reconocieron el triunfo a los ganadores una virtud que debe ser reconocida.
¿Vendrán tiempos de respeto institucional a cada parte en su función? ¿Habrá revanchismos derivados del proceso electoral por los ahora ganadores en contra de los perdedores? ¿Prevalecerá la prudencia política y se reconocerá como un derecho de todos participar por igual en una contienda electoral en la búsqueda del poder?
No falta mucho tiempo para conocer las respuestas a este problema. Los sindicatos deberán preparar su estrategia de defensa si hay represalias por lo que acaba de pasar.
Habrá candidatos que obtuvieron el triunfo que verán sin ninguna simpatía a los que no participaron con él.
Cultura política lamentablemente no la tenemos. Respeto al adversario tampoco lo hay.
Revanchismo político es parte de las idiosincrasias de nuestros pueblos. No hay respeto a todos que como iguales podemos decidir como y con quien participar y una virtud que debe prevalecer como una muestra de respeto a los que no llegaron a triunfar.
¿Se polarizarán posturas entre Ayuntamientos y sus sindicatos? ¿Entre el Estado y su sindicato? Será aprovechado este momento para promover el posicionamiento de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que dirige Pedro Haces Barba, central obrera que al parecer se perfila para sustituir a la otrora poderosa Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Esperemos próximamente los episodios que serán de mucho interés.