MUCHA DINAMITA Y NADA DE MECHA
Se prenden los focos rojos en TV Azteca, pues uno de sus programas está en la picota. Una
telenovela de reciente manufactura le come el mandado, y a pesar del cambio de giro no
logró jalar ni a una junta de bueyes, mejorando lo presente. Ahora que Sandra Smester
está a cargo del changarro, dudo mucho que consecuente con los viudos de Ciurana.
Primero está el negocio. Échense este trompo al’ uña.
En palabras del villano de la farándula Alex Kaffie, MIMÍ CONTIGO tiene por decirlo así, sus
ratos contados.
El rating de esa programación ha ido en caída libre, ya que prácticamente
se convirtió en un programa de entrevistas a gente de la farándula. Durante la ausencia de
la cantante y conductora debido a que contrajo Covid 19, los niveles de audiencia
mejoraron, pues Carmen Muñoz resultó ser mejor que ella.
Lo que sí ha sido un cambio
muy drástico fue su formato, pues lejos de seguir la línea original que era tocar temas de
carácter social, la ex vocalista de Flans no quiso batallar y poco tiempo después de su
estreno y hasta el sol de hoy se ha dedicado a entrevistar a gente del espectáculo,
apoyada por el periodista Memo Martínez.
Eso hizo que decayera el rating de esa
programación. Tan desesperados andan que los sábados transmiten lo menos peor de esa
emisión. Tan mal están que ni por asomo la gente ve esas repeticiones. Prometieron
mucho, pero dieron muy poco.
Sandra Smester tiene que cuidar su chamba, y producto de
ello tendrá la nada grata encomienda de cercenarle la cabeza a Mimí. Debido a que ella es
una de los viudos de Ciurana, la funcionaria dará por nulo el compromiso. La cantante era
amiga del difunto, de Sandra, no. Por ende no hay compromiso de sostenerla. En el show
business no lugar para los sentimentalismos.
MIMÍ CONTIGO terminó siendo mucha dinamita, pero nada de mecha. El resultado de
esta programación ha sido por demás decepcionante. Lo que pudo haber sido algo que
revolucionara la televisión, terminó siendo algo mediocre, pero eso sí, bien intencionado.
Desafortunadamente, el rating no se construye de buenas intenciones, ni de alivianar a los
amigos, sino con base a resultados, que en este caso fueron catastróficos.
Ya dio inicio la
cuenta regresiva de este programa. Mientras se prepara la mortaja de este cadáver
televisivo, otra emisión ya está haciendo escoleta. A diferencia de Mimí, Raquel Bigorra
duró seis meses al aire en ese mismo horario, pero con diferentes conceptos. MIMÍ
CONTIGO tuvo arranque de burro, se esperaba que tuviera parada de yegua. La gente del
canal toman conciencia de este nuevo fracaso, más no quienes integran esta producción.
Lo están viendo y no lo ven.