El 1 de febrero, la Presidencia de la República envío al Congreso Mexicano una iniciativa preferente para reformar Ley de la Industria Eléctrica que representa un retroceso en términos ambientales, además de muy malas noticias para los yucatecos.
La prioridad que este proyecto tiene para el gobierno en turno se ilustra ante la decisión de utilizar la facultad de enviar iniciativas preferentes, las cuales, en términos generales, tienen por objetivo agilizar aquellos proyectos que el presidente considere primordiales para la nación.
La propuesta fue aprobada el 23 de febrero en la Cámara de Diputados y tendrá que ser discutida por el Senado en los próximos días.
En mi libertad y ejercicio legislativo impulsaré el rechazo a este proyecto, pues representa ir contra las tendencias mundiales de cuidado al medio ambiente, afecta la competitividad y los acuerdos comerciales previamente establecidos con otros países, pero además, encarecerá las tarifas.
Por otra parte, esta propuesta de reforma genera incertidumbre respecto del destino de los cinco proyectos de energías renovables que existen en Yucatán, y sobre otros diecinueve ya autorizados.
Yucatán es la entidad que paga las tarifas más caras del país, y contradictoriamente, sus altas temperaturas y humedad hacen indispensable el uso permanente de energía eléctrica con el consiguiente golpe a los ingresos familiares.
De acuerdo a datos del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en el estado, los precios son 17 por ciento más altos que en el resto del país, mientras que hay registros de que en 2019, las alzas alcanzaron hasta 195 por ciento en servicios de uso comercial e industrial.
Previo a la pandemia, Yucatán crecía un promedio del 4% anual, se generaban miles de empleos de manera sostenida y las inversiones llegaban.
Durante los últimos años, a pesar de circunstancias como el alto costo de la electricidad, los yucatecos demostramos que tenemos la capacidad y el talento para el desarrollo la economía y el bienestar de nuestro estado.
Estoy seguro que si tuviéramos las mismas condiciones que otras entidades, estaríamos entre los niveles de crecimiento más altos del país.
¿Y el planeta?
Por otra parte, la reforma apuesta a un grave retroceso en materia ambiental, pues privilegia el uso de combustibles fósiles como el combustóleo, sobre las energías limpias.
El costo de esto podría ser devastador pues ya enfrentamos las consecuencias del cambio climático a través de huracanes y tormentas cada vez más devastadoras.
Pareciera que la reforma se enfoca en la obligación del gobierno de rescatar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuando la prioridad debe ser brindarnos energía limpia, constante, y sobre todo, barata.
*Senador de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)