INSEGURIDAD BESTIAL EN SINALOA.


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¿Qué pasa con el compromiso del gobierno de restituir la seguridad a los sinaloenses? ¿Cuántas víctimas se requieren para hacer que la paz sea una realidad?

Noviembre 5 de 2024.

Dos meses de muertes y desapariciones ante miles de soldados que no resuelven la inseguridad que campea en ciudades, poblados y rancherías. Las autoridades federales han sido incapaces para frenar esa ola criminal.

De las balas que brotan por todas partes ahora suenan los explosivos. No hay respeto contra instalaciones militares, menos habrá contra indefensos negocios que se exponen a la extorsión o perder la vida.

Maldita la fecha del pasado veinticinco de julio. Sinaloa perdió la tranquilidad por una traición que debe ser esclarecida. Numerosas muertes y desaparecidos sigue registrando la estadística criminal. Ese registro es una burla para las familias que han resultado afectadas y para muchas otras el temor que les representa.

¿Cuánto tiempo más tendrá que esperar la sociedad de Sinaloa para que la Fiscalía General de la República esclarezca esos hechos? Si participaron autoridades del gobierno en la entrega o la traición de “El Mayo Zambada”, procédase contra ellas. Ya basta que la sociedad esté pagando las complicidades de quien gobierna en la entidad.

Lamentable, el altísimo número de víctimas. Todas merecen un pesar igual y va la misma exigencia de que su crimen no quede impune. La cifra de homicidios crece, y ahora le tocó a un empresario que dio mucho para crear y construir una pequeña empresa restaurantera.

La “Chuparrosa Enamorada” es una fuente de trabajo que nació en Bacurimí, y que dio sustento a personas oriundas del mismo lugar. En sus orígenes llevó otros nombres como la “Mariposa Amarilla” y “Casa de Peraza” y formó parte del llamado corredor gastronómico de Bacurimí.

Me tocó ser testigo de su nacimiento hasta su destrucción. Un incendio la destruyó y después la vida le costó a su fundador. Jorge Peraza Bernal luchó intensamente por muchos años para levantar esa empresa que mucho gustó y que cada vez se arraigaba en el gusto de sus visitantes. Su propietario se esmeraba por que su clientela disfrutara de la atención y los deliciosos sabores de los alimentos del lugar. Un lugar campestre y mucha flora y fauna, el aderezo del lugar.

El manto criminal llegó hasta ese lugar y, no conformes con prenderle fuego, privaron de la vida a su creador. Hay coraje, impotencia, pero también temor ante quienes ven lo que ocurre en nuestro alrededor. No hay seguridad para nadie. Pasará mucho tiempo para aceptar y superar, por quienes la conocieron, que la “Chuparrosa Enamorada” ya no existe. El Ing. Jorge Peraza, se inspiraba y escribía poemas, pero también tuvo tiempo para hacer relatos de la vida y la historia de su pueblo porque nació y ahí creció. Compartió ese espacio con el Centro de Estudios Históricos y Culturales Bacurimí, A.C. con la dirección del Mtro. Gilberto López Alanís, uno de los historiadores más fecundos de Sinaloa.

Jugó beisbol y no lo hizo mal. Compartimos algunas temporadas en la desaparecida liga municipal de beisbol y después en la liga organizada por el Club Deportivo “La Carada de Culiacán”. Tuvo que dejarlo para atender otra inquietud paralizante. La “chuparrosa enamorada”.
Hoy ya no está, todo por culpa de una violencia aterrorizante. Los autores de su muerte ojalá encuentren el castigo; sino es por la justicia terrenal que la divina se encargue de ajusticiarlos y de incendiarlos.

¿Cuántos ciudadanos de provecho le seguirán en ese camino que nadie quisiera estar dentro de él? Que el homicidio del Ing. Jorge Peraza Bernal no quede como un registro más en esa estadística delictiva de terror y de vergüenza. Se suma a otra muerte que está pendiente de esclarecer. La del Mtro. Héctor Melesio Cuén Ojeda.

La UAS no se toca, la autonomía universitaria se respeta.


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