LO DIJO MONTOYA: 30 AÑOS SIN JUDITH


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30 AÑOS SIN JUDITH


Por: Roberto Montoya Martínez

Octubre 19 de 2024

Sin duda, la carabina de Ambrosio fue uno de los programas cómicos más populares del último tercio de los 70 y la primera mitad de los años 80.

Aunque el show duró nueve años al aire, su primer lustro de transmisiones fue su mejor época, pues tenía incluida su sección insignia MERCADO DE LÁGRIMAS, donde se satirizaba a manera de melodrama, situaciones cotidianas de la familia mexicana… Y quien fue parte toral de esa sección fue una actriz cubana, que literalmente hizo carrera en el programa, contando con el apoyo de Alejandro Suárez y Javier López -Chabelo-, que, aparte de sus compañeros, fueron sus amigos.

Una mañana fatal de febrero de 1994 decidió acabar con todo, ante la falta de oportunidades laborales. Recordemos juntos, con la fuerza del corazón, lo que fue la vida y obra de Judith Velasco.

Judas María Velasco Herrera nació el 11 de marzo de 1940 en La Habana, Cuba. En su juventud, se desempeñó como bailarina del ballet cubano «Rodney» que, a principios de la década de los sesenta, hizo una gira por México; en esa agrupación de baile, una de sus compañeras fue Teresita Miranda, quien en 1969 contrajo matrimonio con Chabelo, actor, comediante y presentador de televisión mexicanoestadounidense, con quien Velasco entabló una buena amistad.

Una vez terminadas sus presentaciones con Rodney, decidió no regresar a Cuba, y en su lugar, se quedó a vivir en México. Su carrera tomó rumbo como vedette en varios cabarets situados en la Ciudad de México, presentándose en sitios como La Fuente, El Señorial, La Concha, El Patio, Los Globos y Terraza Casino.

Gracias a su trabajo en estos clubes nocturnos, a inicios de los años setenta, logró adentrarse al mundo de la actuación, y en 1974 debutó como actriz en las películas Los vampiros de Coyoacán y El carita, en ambas con papeles secundarios. Dos años después, en 1976, trabajó con Cantinflas en la cinta El ministro y yo.

En 1978, debutó en televisión con la telenovela Viviana. El mismo año, el productor de televisión Humberto Navarro la incluyó en el programa de comedia La carabina de Ambrosio; en dicha emisión, interpretó a varios personajes en diferentes sketches cómicos, sobresaliendo por personificar a una madre preocupada, abnegada y melancólica, en las representaciones de Mercado de lágrimas, en las cuales compartía escena con Alejandro Suárez como su esposo y Chabelo como su hijo.

Luego de haber gozado de gran éxito con esta producción, en 1985 fue reemplazada en la misma por Lucila Mariscal. Este último cambio se dio luego de que Velasco comenzó a mostrar síntomas de depresión.

Durante el transcurso de los años ochenta, y al término de su estancia en La carabina de Ambrosio, se refugió en el cine, y participó en filmes que en su mayoría eran de comedia o pertenecían al cine de ficheras, de entre las cuales destacan Llegamos, los fregamos y nos fuimos (1985), A garrote limpio (1986), Relámpago (1987), El gran relajo mexicano (1988) y Sabadazo (Sábado, D.F.) (1988).

A inicios de los noventa, únicamente tuvo tres créditos filmográficos, el primero en la película Ruleta mortal de 1990, el segundo en la telenovela Madres egoístas de 1991, y el último en la cinta Hades, vida después de la muerte de 1993.

Pese a haber logrado mantenerse vigente por un tiempo en el medio artístico, llegada la década de 1990, Velasco continuó desmoralizándose y su depresión fue agudizándose poco a poco, cuando empezó a ser discriminada y rechazada debido a su apariencia y edad por productores y empresarios de cine y televisión, quienes ya no querían darle trabajo al considerar que había perdido su belleza física.

Chabelo, su amigo, intentó contratarla para un proyecto de televisión que se encontraba planificando, pero dado su avanzado estado depresivo, la actriz rechazó su oferta. Agobiada por deudas y el desempleo, sus trastornos del estado de ánimo la llevaron a aislarse y enclaustrarse en su departamento, localizado en la colonia del Valle, en Ciudad de México.

El 16 de febrero de 1994, la artista de 53 años de edad sufrió un episodio depresivo; la mañana del citado día, salió de su departamento para dirigirse e ingresar a la estación del metro División del Norte, donde se suicidó al arrojarse a las vías al paso del tren, muriendo instantáneamente a causa de un conjunto de traumatismos.

Durante varias horas posteriores al suceso, su cadáver permaneció en el Servicio Médico Forense en calidad de desconocida, hasta que fue identificada por algunos de sus compañeros de trabajo, gracias a que llevaba una credencial de la Asociación Nacional de Actores (ANDA). Ya que Velasco no tenía familiares en México y ninguno de sus compañeros conocía a nadie de su familia para comunicarse e informar lo ocurrido, optaron por gestionar los trámites necesarios para que el cuerpo de la actriz se sepultara en una cripta del panteón Mausoleos del Ángel, ubicado en Ciudad de México.

Ya son treinta años sin Judith, cuyo trabajo seguimos disfrutando, gracias a las películas y programas donde intervino. Pero sin lugar a dudas, LA CARABINA DE AMBROSIO fue un parteaguas en su carrera, donde no solo tuvo reconocimiento, sino que también alcanzó los dinteles de la gloria. Es una pena que el desempleo y la depresión la obligaran a salir por la puerta falsa de todos sus problemas. A tu recuerdo, Judith. Y gracias por las risas y la sana diversión.


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